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"TODOS TENEMOS UN GRIAL... Y YO HE ENCONTRADO EL MIO".

lunes, 4 de febrero de 2008

VII.- La decepción se abre en Babalon. 31-666-31.

El verano de 1921 se estaba acabando y muchas personas estaban dejando la abadía de Thelema, algunos con intenciones de promulgar la ley por el mundo, otros para promulgar su propia ley y otros para romper definitivamente con Crowley. Entre ellos se encontraba Progadior, quien se retiró muy a regañadientes de Cefalú. Mary Butts y Cecil Maitland habían regresado a París, henchidos de magicka. Habían visto, “entre otros portentos - tal y como lo declara John Symmonds – a la Mujer Escarlata copulando, o mejor dicho, sin conseguir copular, con un macho cabrío. A esto añade Symonds – “El animal no se sentía excitado por un ser humano y contemplaba indiferente el trasero de Leah” (La Gran Bestia p 381).
Ether (Leah Hirsig, The Scarlet Woman Alostrael) n.d. c.1918-1920 Oleo 53x43. Colección privada. En An old Master, the art of Aleister Crowley. October gllaery, London, april 7 - 18, 1998 e.v. Editado por H.B. OTO

¿Qué significa este rumor tan mal intencionado sobre la figura de Leah, y que John Symonds, a pesar del acercamiento que tenga con Alostrael lo adjunta con un comentario tan cínico? Independiente de lo terrible que sea, es necesario a lo menos dejar un espacio para aclarar la implicancia del mismo.

A pesar de que puede parecer un detalle escabroso y truculento es obligatorio realizarle un par de observaciones. Este acontecimiento representa uno de los más escandalosos y bullados hechos a la hora de enjuiciar lo acaecido en la Abadía de Thelema. Estudiosos de la Magia y la Hechicería refiriéndose al Collegium ad Spiritum Sanctum lo recalcan sin mucho aparato crítico, viendo en él, todo un símbolo de rebelión y maldad en Thelema. Nevill Drury da por sentado el acontecimiento al relatar la huida horrorizada de Mary Butts, cuando Leah “intentaba copular con una cabra” (Magia y Hechicería, pag 158). Otra discusión frente a esto aparece en el documental "Masters of Darkness: Aleister Crowley - The Wickedest Man in the World" 2002, entre Gavin Baddelley y el reverendo Kevin Logan y en general en todos los espacios en los que se comenta el tema de la abadía y la actitud de Leah, no hacen referencia si el hecho ocurrió efectivamente.

Este punto es controvertido, pero según Paul Feazey, editor de Lashtal.com, discutía en el año 2006 que “parece que hay pocas pruebas de ello. Keith Richmond, en su libro sobre Frank Bennett, describe a Mary Butts y cuenta "el incidente de la cabra" como "cuestionable". Pero se plantea la cuestión de por qué Symonds hizo una cuestión casi legendaria del mismo hecho. Grant y su edición de los diarios de 1914-1920 incluye la admisión a Crowley, que francamente, incluso existían cosas más oscuras y extremas que serían mucho más perjudiciales para la imagen pública del hombre, que la casi cómica historia de la cabra que no quería copular”. Y comentaba finalmente Paul “¿El caso pasará? ¿Quién sabe? Yo no soy consciente de una respuesta definitiva. Y hasta que la respuesta definitiva se conozca, no veo ninguna razón para revisar la opinión que expresé entonces: Es mi opinión personal de que tales detalles se tratan mejor en un foro público no es lo que Aleister Crowley La Sociedad pretende alcanzar”. A mi parecer el hecho es una ocurrencia mal intencionada que nace a partir de los diarios de Crowley, en estos si bien existen detalles de las acciones del mismo es muy complejo interpretarlos al pie de la letra, pues existen innumerables referencias erróneas, inventos, fantasías, bromas de mal gusto, símbolos, etc. Él mencionaba “He ofrecido el cuerpo de Babalón a un macho cabrío virgen, que no aceptó el ofrecimiento” añadiendo más adelante “compensé con creces al joven macho cabrío” y le cortó el cuello al animal salpicando del torso desnudo de Alostrael, quien haciendo un a parte, le preguntó a Mary Butts: “¿Y ahora, que voy a hacer?”, a lo que aquella le contestó: “Si yo fuera tú, me daría un baño”. Todo aquello no es muestra sino de un episodio casi de novela fantástica donde se retuercen las convenciones morales, hasta el extremo de un moral victoriana divagante y opresora.El episodio de Leah y el macho cabrío se cita de pasada – muy de pasada – en South Lodge de Douglas Goldring calificándolo como “algo notable”.

Leah seguía con la rutina acostumbrada en la abadía, y casi al igual que Crowley, pero con la diferencia de cuidar hijos y hacer las tareas propias de una casa. A pesar de ciertos momentos de deicida, en ocasiones llegaban visitas y correspondencias que aireaban la “placida rutina del lugar”. Una de aquellas fue una mujer llamada Erna, que antes de visitar Palermo mantuvo alguna correspondencia con la Bestia. Al ir a buscarla a Palermo Leah le había seguido, sin saberlo, trayendo malas noticias del banco. Erna llegaba al mismo tiempo y Alostrael se llenaba de celos. Regresó con Erna a la abadía y escribió en su diario mágico “Erna envidiosa de Leah”. Erna quería que la bestia regresase con ella a Niza, una proposición que suscitó interés, no pudo concretarse pues la tensión entre Leah y ella creció peligrosamente “¿Qué debo hacer?” Preguntó al Yi King Crowley, “se digno” fue la respuesta. Pero todo el episodio desembocó rápidamente en una discusión con Erna y su apresurada partida de la Abadía del Haz Lo Que Quieras.

Ahora Crowley para solventar su situación financiera, que se había deteriorado enormemente, dirigía su ansia insaciable hacia la rica viuda Aimeé Gouraud. Alostrael escribió a Norman Mudd una cínica carta en la que hablaba de Aimeé Gouraud. No parece que el pensamiento de que la bestia la dejase por Aimeé la preocupase gran cosa; si llegaba a ocurrir, seria por el bien de la Gran Obra. La carta fue enviada desde la abadía, y está fechada el 12 de agosto de 1923 (en la fotografía el Principe Alex Miskinoff y Mrs Aimeé Gouraud - Vintage News Service Photos tomada en 1900):

“Olvidé mencionar en mi carta de ayer la cuestión de Aimeé Gouraud. Aimeé piensa, o al menos deja que uno piense, que la bestia es rico. Él le ha propuesto matrimonio cada vez que la ha visto, o escrito, en los últimos diez años.
Ella le adora, y cree que es mucho más que cualquiera de sus condes rusos y demás aduladores que llenan su estudio de pintura; pero le tiene miedo. Alguna echadora de cartas le ha debido de decir que su quinto matrimonio – si es que tal cosa ocurre alguna vez – significaría su muerte, y ella está asustada.
Cuando la bestia se decidió a posponérselo, ella se mostró condescendiente. Yo sugiero que él cambie de táctica, que le diga que ha perdido todo. Pero que no diga que para siempre, pues es demasiado tacaña con el dinero.
Es un blanco perfecto, pero nunca caerá, a no ser que la empujen.
Debes escribirle y decirle que la bestia ha perdido todo lo que tenia, si no para siempre, al menos por una buena temporada; que sus obras tiene que ser publicadas por cuenta de sus amigos, ya que los editores se espantan de él en estos tiempos; que sería una buena inversión, etc. Tú sabes cómo hacerlo. Estoy segura de que la única manera que hay para que ese astuto vejestorio se acerque de una vez, es haciendo, o diciendo, algo sensacional. Además, los únicos hombres con los que se casó, o con los que vivió, no tenían un penique. Recuerda que ella siempre ha imaginado a la bestia con mucho dinero…; el enterarse de lo contrario puede darle el impulso que estamos buscando.
P.s. Aimeé se encuentra más cerca de los 70 que de los 60. Le gustan los combates de boxeo, tomar el té en Jack´s y adelgazar. Se supone que es millonaria (en dólares americanos)”.
El uso de drogas se incrementaba Crowley en la visión de Symonds “se había convertido en un patico y en un desocupado. Todo le aburría. Era incapaz de contar dinero, examinar las facturas, gozar de un plato o de una bebida; le era indiferente lavarse y afeitarse; su memoria se emboto; su vida creativa se detuvo” (op cit, 388).

Incluso se volvía tan apático que Leah habría dicho en ocasiones que Crowley se encontraba “agradablemente ebrio” (de heroína). Crowley recalcaba, “ahora no solo estoy agradablemente ebrio, sino muy ebrio, y no muy lejos de estar bestialmente ebrio. La vista me da vueltas, los oídos me zumban; me siento “de trapo”, e irradio beatitud de las mas beatifica santidad, mi segundo nombre es Benedict, pero me llaman Félix porque resulta más corto”. Los fantasmas de sus viejas amistades aparecían, Kelly, Back, Allan Bennett, Eckenstein…

Deseaba curarse presa de este terrible mal, había esperado que el éxito se produciría pronto. Pensaba que podría acabar con el habito después de una semana y sin embargo, al cabo de un mes, se encontraba tomando dosis extras de heroína. Viajó a Túnez, mientras que Leah a París.

Echaba de menos a Alostrael: la necesitaba. Hizo testamento, anulando los anteriores, dejándole a ella todos sus bienes y nombrándole su única ejecutora testamentaria. Y poco después dejó Au Cadran Bleu y se fue a Paris para encontrarse con ella. No fue un encuentro satisfactorio. Por primera vez desde que en 1918, se encontraran frente a frente en Nuev
a York, a sus pies se abría un abismo. Su curación había sido un fracaso, y su amor hacia Leah Hirsig, una maldición. “todo aquel periodo, desde mi regreso a Paris, puede ser resumido en la siguiente frase: “de mal en peor”. Leah supone para mí un violento veneno espiritual. Nos amamos profunda y sinceramente; simpatizamos; hacemos todo lo que podemos para ayudarnos mutuamente, pero cada uno es para el otro como un cáncer”.

Ni Crowley ni Leah tenían prisa por regresar a la Abadía. Al parecer, Leah también padecía los efectos del envenenamiento causado por las drogas, y además presentaba síntomas – eso era lo que más le atemorizaba- de una tuberculosis pulmonar. Estaba delgada, por la noche sudaba y expectoraba sangre ¿Debía ir a Suiza para curarse? ¿o mejor a Londres? Crowley no quería ir a Suiza. Parece que el Yi King, le aconsejó Londres, por lo que dijo adiós a su amante parisino (que no era Leah) y volvió la mirada a su tierra natal. Maquillado y vestido con el traje típico de los Highlands partió para Londres del brazo de su Mujer Escarlata, y a los sumo, con diez libras esterlinas en el bolsillo.


(La fotografía pertenece a la edición de la revista Picture Post 19 de noviembre de 1955, en el articulo The man who chose evil, pag 27 se muestra el antes y después de Leah tras cinco años con Crowley)
Toda esta desesperación dio forma a que alrededor de 1920 en un contrato contactado por J.D. Beresford, persuadiendo a William Collins, encargarle The diary of a drug fiend (Diario de un drogadicto), el cual, por todas las circunstancias relatadas anteriormente fue dedicado a Leah y Poupeé, Ann Leah.


Una vez que hubo recuperado el coraje, sus energías regresaron en estampida. Siempre había publicado sus libros por cuenta propia: era un autor amateur y no profesional ¡y ahora, una editorial le había pagado! Según el diario de Alostrael, El diario mágico de Babalon, no hay duda que consideraba The drug fiend como uno de los sucesos más importantes en la vida de la Bestia, la recompensa de los dioses.

Como paréntesis, a pesar de esta aparente alegría en medio de la tempestad, John Symonds realiza una anotación que me parece interesante, dirigida especialmente a interpretar lo que pasaba por el corazón de Alostrael.

“Tres meses antes estaba casi totalmente sordo, a causa de un envenenamiento de heroína: “pienso que al final habría tenido la elegancia de haberme matado; es difícil que una antena doblada se enderece” escribe en una de sus últimas anotaciones de The Fountain of Hyacinth… la autentica Abadía de Thelema, frecuentada por horrores informes, de la que él había huido, era muy diferente a la idílica Abadía de Telepilo (Rabelais). Me pregunto si este contraste entre ambas situaciones fue vislumbrado por Leah Hirsig, La Virgen Custodia de la Abadía, mientras escribía al dictado el final feliz de la Abadía del rey Lamo, ambientada en un escenario que ella conocía tan bien. Se diría que no, pues la Abadía de Haz Lo Que Quieras de Cefalú, aunque primitiva – no había gas, ni luz eléctrica y había que sacar el agua del pozo del patio – y desprovista de toda intimidad personal, era el primer hogar que podía llamar suyo. Lo prefería ínfimamente al severo apartamento de Nueva York, con sus cristales tallados y su madre como ama de llaves. Y en el interior de su mente no había comparación posible entre su oscura existencia anterior como maestra del Bronx y su elevada posición actual como la Mujer Escarlata de Aleister Crowley, que era Profeta del Sol y del Dios de la Guerra y de la Venganza, Ra-Hoor-Khuit. No, Leah estaba completamente identificada con las demoniacas esperanzas de su Maestro”.



Collague "Una vida mágica", edición personal, 25x32 cms, de la colección La Amada Maestra. febrero 2008.
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Notas
Detalles interesantes se pueden observar en una nota preparada por la televisión italiana al tratar el paso de Crowley por Italia.
Revisar este interesante fragmento que muestra parte de los originales murales de la Abadía incluyendo uno dedicado a Leah.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Maravilloso texto y esclarecedor. Te he mandado un correo; espero que lo tengas lo antes posible.
Hasta pronto.
V.

Anónimo dijo...

Salvador!!!

"Verus amicus est tanquam alter idem".

Maniquí, doncella, mónada, hombre. En la fuerza de Pan...

Javier.

Anónimo dijo...

Si comprendemos bien la naturaleza del acto, vamos a dilusidar su sentido. Symonds es bien sabido, no alcanzó a dilusidar el problema del sentido de las cosas en Crowley. Tal vez desde su encuentro en Hastings, vamos, algo quedó de una impresión vaga y triste de la Bestia y todo lo que le rodeaba. Por lo que lo situó vajo el prizma solo de lo escabroso y oscuro.
Los episodios relatados aqui son conocidos (pero muy poco en habla hispana), más los argumentos a favor y en contra merecen todo mi agradecimiento. El blog es padrisimo.
Vale recalcar que todo queda, tal vez en un ámbito de acercamiento personal... dejo abierto del debate.

Raul Lomas.
Toluca, Mexico

Love=Law

Unknown dijo...

Ayer salieron los libros rumbo a tu casa, me fue imposible antes. Ya me dirás cuando te llegan.
Puse algo sobre la compilación de Valdemar que salió hace pocos años que conocerás. Pondré algo más próximamente.
Un abrazo.
S.

Unknown dijo...

¿Cómo van las cosas, amigo?. Te mandé un mail la semana pasada. El paquete, como ya sabes, va de camino, ya me dirás cuando te llega.
Saludos.

Anónimo dijo...

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