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"TODOS TENEMOS UN GRIAL... Y YO HE ENCONTRADO EL MIO".

sábado, 23 de febrero de 2008

VIII.- “Aniquilación hasta el abismo”

Lawrence Sutin profesor de Harvard, en la biografía que publicara acerca de Crowley comenta lo siguiente acerca de Leah al llegar al punto en que ambas vidas se entrecruzan: “Durante más de siete años, ella se mantendría con él - como amante, consorte mágico, confidente, y el ayudante del campo de batalla en el establecimiento de la Ley de Thelema en el nuevo mundo. Nunca, antes de Hirsig - y nunca después de ella - una Mujer Escarlata jugó profundamente un papel fundamental en la vida de la Bestia” (Sutin p 274)

Enmarcando este comentario en los años que estamos revisando y el eventual quiebre que se producirá, es necesario hacer un paréntesis en la vida de Leah, para comprender los hechos paralelos que irán escribiendo los capítulos de sus próximos años. Además, en el camino de comprender su vida y obra, es fundamental captar el abismo que se abriría dentro de su corazón a partir de los acontecimientos aquí relatados, los cuales son, solo un largo prefacio de lo que está por venir.

En el verano de 1922, un estudiante de Oxford llamado Raoul Loveday, se casaba con una modelo londinense conocida en los círculos de la bohemia como Betty May. Una noche, cuando Raoul y Betty estaban en un café del Soho llamado The Harlequin, Betty Bickers se acercó a su mesa. La conversación derivó hacia la magia, y la señorita Bickers dijo que Crowley estaba viviendo en su casa, y se ofreció presentárselo a Raoul. (En la fotografía Raoul y Betty May).


Este, entusiasmado, pues en los dos últimos años se encontraba estudiando su obra, quería conocerlo de inmediato. No obstante su mujer no lo estaba, pues ya lo había visto en 1914 en el Café Royal sacando una impresión muy poco favorable.
Intentó disuadirlo, pero Raoul se fue con Betty Bickers inmediatamente. Se demoraría tres días en volver, con un aliento que apestaba a éter. Según Symmonds“al fin estaba haciendo todas aquellas cosas que durante tanto tiempo había estado soñando, y buscaba el fuego informe junto al mayor mago de todos los tiempos, el Maestro Therion”.
Crowley veía en Loveday el designio de los dioses, con un concepto mucho más elevado que el de Neuburg, Achad, o Russell.
Betty May no tardaría en descubrir que Raoul estaba más casado con Crowley que con ella.
A mediados de octubre de 1922 la Bestia después de invitar a Betty Bickers a seguir un curso completo en la Abadía, partió hacia Cefalú. Antes de realizar el viaje, utilizó uno de sus libros sagrados consultándolo como oráculo, y lo que contestó aquel fue horrible: “Aniquilación hasta el abismo”. A pesar del éxito en Londres, al haber publicado The Diary of a Drug Fiend, regresaba solo con veinte libras. Comenzó a diseñar otra de sus grandes obras su Autohagiography, dictando enérgicamente la historia de su vida a Leah y Jane Wolfe.
Raoul y Betty partieron hacia la abadía financiados por Robinson Smith. Según Betty la Abadía de Thelema era el último lugar al que hubiera deseado ir, y la Bestia la última persona a la que le hubiera gustado ver. El 26 de noviembre se encontró con Crowley quien le dio con la puerta en las narices al no contestar al saludo thelémico “Haz lo que quieras será toda la Ley”, con su corolario, “Amor es la Ley, Amor bajo el dominio de la voluntad”.
Betty encontró extraordinaria la abadía, o más bien la parte que se encontraba ocupada por el templo, en la gran sala de la entrada, con su altar y el círculo mágico pintado en el pavimento. Ninette le pareció patética, y la describe como una pobre criatura de aspecto asustadizo, “que daba la impresión de estar siempre aguardando un golpe, con la seguridad de que nunca conseguiría detenerlo”. En cuanto a Leah, que apareció un poco más tarde, esta es la descripción, según sus propias palabras, que hace de ella:
“La puerta se abrió súbitamente. Una mujer alta de rostro demacrado, vestida de pies a cabeza con una túnica escarlata, abrochada solo en el cuello, y con una capucha monacal que colgaba de su espalda, se deslizó lentamente hacia nosotros. Sus inmensos ojos oscuros nunca dejaron de estar posados sobre los míos. En mi estado de excesivo cansancio, me sentí fascinada por aquellos ojos. Me sentía igual que si estuviese mirando un negro abismo".
El mismo día la bestia admitió a Raoul como neófito de la A:.A:. quien tomó el nombre de Aud, que significa “Luz mágica”. De tal manera, comenzaba su caminar en el sendero de la magicka y su ascenso hacia las estrellas.
Las descripciones que hace Raoul de la vida en la Abadía son muy interesantes, y fundamentales para captar todo lo que va a suceder a posterior, el comenta:
El pueblo es muy bonito, un grupo de casas de color limón que descansan entre las zarpas de una titánica roca, que ha adquirido la forma de un león agazapado…
El resto de la mañana, como es habitual, fue empleado de la siguiente forma: las mujeres cocinaron, hicieron la compra y las demás ocupaciones propias de ellas, mientras que los dos hombres, Crowley y yo, estuvimos escribiendo. El numero 666, que es atribuido, desde el punto de vista mágico, al Sol, también es el de la Bestia, que afirma ser el vehículo de la energía solar.
Ese aire tan sutil me ha abierto tremendamente el apetito. La comida del mediodía consistía en carne, fruta y vino siciliano, bastante fuerte… empleamos nuestra primera tarde en algo que me gustaría dar a conocer a todos aquellos que dicen que los habitantes de la abadía pierden el tiempo en ocios y diversiones malsanas; pues no hicimos otra cosa que escalar la Gran Roca. La bestia, que es un montañero afamado, nos ha guiado en cordada hasta un contrafuerte de roca dura, mientras que nosotros dos sujetábamos de las cuerdas y serpenteábamos detrás de él. Seguimos subiendo cada vez más arriba, hasta llegar al lugar en que se levantaba la ciudad antigua, con el templo dedicado a Júpiter y los baños de Diana, reducidos hoy a magnificas ruinas. Té fuerte a nuestro regreso: estábamos famélicos. Y a continuación, el ritual del pentagrama
Este consistía en pronunciar en cada uno de los cuatro puntos cardinales, pero procurando que su sonido fuese vibrante, los nombres tradicionales de Dios y Sus arcángeles. El fin principal no es otro que expulsar las influencias malignas, encerrándose uno mismo, como si dijéramos, en una fortaleza consagrada, ocupada y fortificada por los nueve Nombres…
Después hubo paseo, ajedrez y un poco de música de mandolina, y a eso de las nueve en punto, todos nos fuimos a la cama, a leer o a dormir, según gustos”.
Prosigue el día siguiente - El hecho es que este juego (se refería a una especie de rugby) requiere una gran destreza, por lo que acabó con nosotros, que vimos con alegría la ocasión de interrumpirlo cuando llegaron Hermes y Dionisio. Debo decir que no se trataba de los dioses, ni de que los hubiéramos “invocado para que se hicieran visibles”, sino de los dos niños, de cinco y seis años respectivamente, que aparecen citados como personajes en The Drug Fiend, que tanto revuelo está haciendo en Londres. La bestia había decidido llevárselos a escalar un pináculo rocoso que se halla aislado, no muy lejos de aquí, mientras el resto de nosotros seriamos sus espectadores. Ya me había extrañado un poco verlos invariablemente descalzos, gozando de plena libertad. Pero cuando les vi escalar, me quedé sorprendido y admirado, no tanto por la técnica o la destreza con la que aquellos menudos dedos de sus desnudos pies se plantaban sobre las grietas más pequeñas, sino por la inteligencia que demostraban. Nueve de cada diez niños, incluso si hubieran sido convencidos para cobrar ánimo y ponerse a escalar, habrían depositado toda su confianza en la manera de gatear y en la Fortuna. Pero estos dos buscaban, encontraban y verificaban todos los asideros posibles para sus manos y pies. Mostraban tal sangre fría y seguridad en sí mismo, que aquella experiencia me permitió vislumbrar la validez del Haz lo que quieras, como un método de educación infantil.
El resto de la semana transcurrió, más o menos, del mismo modo. Lo que más me impresionó de todo ello fue la sensación de bienestar físico y la alegría. Era muy diferente de lo que esperábamos encontrar, a juzgar por lo que, antes de abandonar Londres, nos habían dicho los amigos, con aliento entrecortado. Y ahora, Inglaterra nos parecía tan lejana que temblábamos ante la idea de tener que regresar a ella. Habíamos encontrado la sabiduría”.

Los niños de la abadía eran observados para establecer el tipo de ciudadanos en que iban a convertirse. Por tanto se les dejaba que descubriesen por si mismos su camino a su verdadera voluntad. (En la fotografía el actor Pasha Stroud, como Howard Shumway, para la película de Vincent Jennigs, Abbey of Thelema 2007).



Los niños estaban autorizados a observar los ritos sexuales de la nueva religión. De hecho, constituían un público privilegiado, porque Crowley era de la opinión, de que su asistencia, al quedar impresa en la mente de los niños, les ayudaría a superar las miserias de la represión. Consideraba además, que siempre las verdaderas voluntades nunca entrarían en conflicto, por ser esencialmente pacificas. Es decir, nadie tendría la verdadera voluntad de robar, asesinar o ser criminal porque se opone a otras voluntades, no está respondiendo a su verdadero yo, ni menos a comunión con el universo. Es decir los niños no corrían ningún peligro según Crowley.

A contrario de esta opinión, Alma Hirsig cuando escribe con el seudónimo de Marion Dockerill, comentaba que los dos pequeños, Hansi y Howard, que correteaban alrededor de la abadía en busca de su verdadera voluntad, nunca llegaron a encontrarla, o si la encontraron, fue en una versión maligna y mezquina. Y dice lo siguiente del hijo de Leah:

“Tomó el habito de fumar cigarrillos a la edad de cinco años, y estaba “tan colgado” que nunca le vi sin uno de ellos en la boca. Estaba creciendo débil, enfermizo, raquítico, a pesar de tanta vida al aire libre y tantos métodos primitivos. “¡Déjame en paz!” Gritaba blandiendo un bastón. “¿No sabes que soy la bestia numero dos y que puedo despedazarte? ¡y lo hare! Te echaré al mar. Estoy dispuesto a convertirme en la Gran Bestia del Apocalipsis cuando muera Crowley, y entonces partiré a dos al mundo.”

Raoul seguía con las faenas propias de la Abadía, y las seguía al pie de la letra. Por ejemplo solo Crowley estaba autorizado a utilizar la palabra Yo, por quebrantar la regla cada uno debía hacerse un corte en el brazo, en la medida que el Ego era considerado un estorbo. Con el tiempo Raoul tendría los brazos cubiertos de cortes. Su salud, que nunca había sido buena, empezó a quebrajarse lenta, pero inexorablemente.

Los hombres se afeitaban la cabeza, dejándose un rizo fálico sobre la frente, y las mujeres tenían sus cabellos de color rojizo o rubio: se trataba de una forma de simbolismo thelemita. El rizo sobre la frente representaba la energía mágica de Horus o la de los cuernos de Pan, mientras que el cabello rojizo o rubio era atributo de la Mujer Escarlata. Las mujeres llevaban una túnica holgada y larga de color azul brillante que les cubría desde el cuello hasta el tobillo, y cuyas mangas iban menguando del hombro a la muñeca. Este hábito iba ribeteado de escarlata, y estaba provisto de capucha y de un cinturón dorado. Aparte de estos detalles, todos debían llevar un diario mágico que debía ser enseñado a la bestia.

A las semanas el estado de salud de Raoul empeoró rápidamente. Betty pensó que la enfermedad de su marido era debida a las drogas y a la sangre del gato, Mischette, que según su narración de los hechos había sido sacrificado y cuya sangre habían bebido. Es decir, Raoul, se había envenenado. Estaba muy preocupada y discutió el asunto con la bestia que consultó el horóscopo del hermano Aud. Su expresión se hizo más grave y taciturna. En aquel momento, Raoul, volvió en sí, y miró por encima del hombro de su maestro “parece que has de morir el 16 de febrero a las cuatro en punto” anunció Crowley.


El 10 de febrero Leah al regresar de la compra en el pueblo, encontró un conflicto enorme entre todos los miembros de la abadía. Al día siguiente la pelea derivó en una pelea de gran magnitud entre Crowley y Betty, Leah al respecto escribió:

Súbitamente, oí ruidos de vidrios rotos y golpear de sillas, etc. De repente, Betty comenzó a gritar, a jurar y a arrojar cacharros de cocina, etc. al Caballero Custodio de la Santa Lanza, que le pedía que discutiera la situación tranquilamente con él y los demás, fuera de la habitación del enfermo (Raoul), en la que había una lámpara de petróleo, así como una estufa, también de petróleo. Entonces me fui a la habitación y encontré a Betty dando patadas al C.C. de la S.L., que la tenia sujeta, porque sufría un violento ataque de histeria. El hermano Aud se levantó de la cama, incapaz de tenerse en pie. En ella había varias botellas y un vaso, todos rotos. Intenté mantenerle apartado de aquellos dos; Betty se abalanzó sobre él, y después de unos diez minutos pudimos sacarle de la habitación y llevarle a otra más tranquila”.

Betty hizo sus maletas y se marchó de la abadía. Leah llegó al hotel de Cefalú donde estaba alojada con una carta de su esposo intentando disuadirla para que volviera. Consiguió el cometido, pero en el intertanto ocurrieron una serie de hechos. Betty envió una carta al cónsul británico en Palermo acusando a Crowley de toda clase de excesos, sin embargo al llegar a la Abadía y tras una reconciliación general, envió una nueva carta retractándose de los dichos.

Raoul estaba entrando en una crisis, cada vez peor, el doctor del pueblo, diagnosticó enteritis aguda. Crowley envió un telegrama a los padres de Loveday informándoles del alarmante estado de su hijo. Dos días después, el 16 de febrero de 1923 Raoul Loveday moría. La anotación de Crowley en su diario dice así: “Die Veneris, hacia las 4 p.m. el hermano Aud murió de paro cardiaco”.

El cuerpo fue colocado en un ataúd. Betty observó que las mejillas de la bestia estaban llenas de lágrimas. El cadáver fue enterrado en el cementerio local consumándose todos los rituales respectivos según la triste ocasión, Raoul en su convicción, vivió durante un tiempo como thelemita, y ahora le correspondía morir como tal.

Después de esto, sobrevino una crisis aun más grande. Crowley pasó tres semanas seguidas con fiebre excesivamente alta. Al recobrar la conciencia, se dio cuenta que la abadía había quedado reducida a tres miembros originales, la Bestia, Alostrael y Cypris. Esta es además la época donde se empiezan a publicar con mas tenacidad en el Sunday Express y sobre todo en el John Bull una serie de injurias contra del Mago, muchas, sino todas absolutamente excesivas e injustificadas. De este periodo es el adjetivo que lo haría célebre por los años venideros “Mago de la perversidad” y el más famoso de todos, “El hombre más perverso del mundo”.

Si esto no fuese poco, se acababa de implantar en Italia el régimen de Mussolinni, y las sociedades secretas habían sido declaradas ilegales. La corriente de magia negra todavía se dejaba notar sobre la Bestia y la Abadía, pues una orden extendida desde el mismo ministro del interior declaraba su inmediata expulsión de suelo italiano.

Crowley observó que la orden, solo afectaba a Crowley, con lo que dejó a Ninette en la Abadía al cuidado de los niños. El 1 de mayo de 1923, la Bestia y su Mujer Escarlata Alostrael, abandonaron Cefalú y llegaron a Palermo. Al día siguiente, cruzaron el Mediterráneo para dirigirse a Túnez. Al tiempo aparecía Norman Mudd, el hermano Omnia Pro Veritate que llegaría a ayudar a Ninnette en la Abadía.

Se dijo que los habitantes de Cefalú se sintieron muy afligidos al enterarse de la expulsión de la Bestia. Había animado considerablemente su pequeña población...
Una sátira de un diario Norteamericano de 1923 acerca de las prácticas de la Abadía de Thelema.

lunes, 4 de febrero de 2008

VII.- La decepción se abre en Babalon. 31-666-31.

El verano de 1921 se estaba acabando y muchas personas estaban dejando la abadía de Thelema, algunos con intenciones de promulgar la ley por el mundo, otros para promulgar su propia ley y otros para romper definitivamente con Crowley. Entre ellos se encontraba Progadior, quien se retiró muy a regañadientes de Cefalú. Mary Butts y Cecil Maitland habían regresado a París, henchidos de magicka. Habían visto, “entre otros portentos - tal y como lo declara John Symmonds – a la Mujer Escarlata copulando, o mejor dicho, sin conseguir copular, con un macho cabrío. A esto añade Symonds – “El animal no se sentía excitado por un ser humano y contemplaba indiferente el trasero de Leah” (La Gran Bestia p 381).
Ether (Leah Hirsig, The Scarlet Woman Alostrael) n.d. c.1918-1920 Oleo 53x43. Colección privada. En An old Master, the art of Aleister Crowley. October gllaery, London, april 7 - 18, 1998 e.v. Editado por H.B. OTO

¿Qué significa este rumor tan mal intencionado sobre la figura de Leah, y que John Symonds, a pesar del acercamiento que tenga con Alostrael lo adjunta con un comentario tan cínico? Independiente de lo terrible que sea, es necesario a lo menos dejar un espacio para aclarar la implicancia del mismo.

A pesar de que puede parecer un detalle escabroso y truculento es obligatorio realizarle un par de observaciones. Este acontecimiento representa uno de los más escandalosos y bullados hechos a la hora de enjuiciar lo acaecido en la Abadía de Thelema. Estudiosos de la Magia y la Hechicería refiriéndose al Collegium ad Spiritum Sanctum lo recalcan sin mucho aparato crítico, viendo en él, todo un símbolo de rebelión y maldad en Thelema. Nevill Drury da por sentado el acontecimiento al relatar la huida horrorizada de Mary Butts, cuando Leah “intentaba copular con una cabra” (Magia y Hechicería, pag 158). Otra discusión frente a esto aparece en el documental "Masters of Darkness: Aleister Crowley - The Wickedest Man in the World" 2002, entre Gavin Baddelley y el reverendo Kevin Logan y en general en todos los espacios en los que se comenta el tema de la abadía y la actitud de Leah, no hacen referencia si el hecho ocurrió efectivamente.

Este punto es controvertido, pero según Paul Feazey, editor de Lashtal.com, discutía en el año 2006 que “parece que hay pocas pruebas de ello. Keith Richmond, en su libro sobre Frank Bennett, describe a Mary Butts y cuenta "el incidente de la cabra" como "cuestionable". Pero se plantea la cuestión de por qué Symonds hizo una cuestión casi legendaria del mismo hecho. Grant y su edición de los diarios de 1914-1920 incluye la admisión a Crowley, que francamente, incluso existían cosas más oscuras y extremas que serían mucho más perjudiciales para la imagen pública del hombre, que la casi cómica historia de la cabra que no quería copular”. Y comentaba finalmente Paul “¿El caso pasará? ¿Quién sabe? Yo no soy consciente de una respuesta definitiva. Y hasta que la respuesta definitiva se conozca, no veo ninguna razón para revisar la opinión que expresé entonces: Es mi opinión personal de que tales detalles se tratan mejor en un foro público no es lo que Aleister Crowley La Sociedad pretende alcanzar”. A mi parecer el hecho es una ocurrencia mal intencionada que nace a partir de los diarios de Crowley, en estos si bien existen detalles de las acciones del mismo es muy complejo interpretarlos al pie de la letra, pues existen innumerables referencias erróneas, inventos, fantasías, bromas de mal gusto, símbolos, etc. Él mencionaba “He ofrecido el cuerpo de Babalón a un macho cabrío virgen, que no aceptó el ofrecimiento” añadiendo más adelante “compensé con creces al joven macho cabrío” y le cortó el cuello al animal salpicando del torso desnudo de Alostrael, quien haciendo un a parte, le preguntó a Mary Butts: “¿Y ahora, que voy a hacer?”, a lo que aquella le contestó: “Si yo fuera tú, me daría un baño”. Todo aquello no es muestra sino de un episodio casi de novela fantástica donde se retuercen las convenciones morales, hasta el extremo de un moral victoriana divagante y opresora.El episodio de Leah y el macho cabrío se cita de pasada – muy de pasada – en South Lodge de Douglas Goldring calificándolo como “algo notable”.

Leah seguía con la rutina acostumbrada en la abadía, y casi al igual que Crowley, pero con la diferencia de cuidar hijos y hacer las tareas propias de una casa. A pesar de ciertos momentos de deicida, en ocasiones llegaban visitas y correspondencias que aireaban la “placida rutina del lugar”. Una de aquellas fue una mujer llamada Erna, que antes de visitar Palermo mantuvo alguna correspondencia con la Bestia. Al ir a buscarla a Palermo Leah le había seguido, sin saberlo, trayendo malas noticias del banco. Erna llegaba al mismo tiempo y Alostrael se llenaba de celos. Regresó con Erna a la abadía y escribió en su diario mágico “Erna envidiosa de Leah”. Erna quería que la bestia regresase con ella a Niza, una proposición que suscitó interés, no pudo concretarse pues la tensión entre Leah y ella creció peligrosamente “¿Qué debo hacer?” Preguntó al Yi King Crowley, “se digno” fue la respuesta. Pero todo el episodio desembocó rápidamente en una discusión con Erna y su apresurada partida de la Abadía del Haz Lo Que Quieras.

Ahora Crowley para solventar su situación financiera, que se había deteriorado enormemente, dirigía su ansia insaciable hacia la rica viuda Aimeé Gouraud. Alostrael escribió a Norman Mudd una cínica carta en la que hablaba de Aimeé Gouraud. No parece que el pensamiento de que la bestia la dejase por Aimeé la preocupase gran cosa; si llegaba a ocurrir, seria por el bien de la Gran Obra. La carta fue enviada desde la abadía, y está fechada el 12 de agosto de 1923 (en la fotografía el Principe Alex Miskinoff y Mrs Aimeé Gouraud - Vintage News Service Photos tomada en 1900):

“Olvidé mencionar en mi carta de ayer la cuestión de Aimeé Gouraud. Aimeé piensa, o al menos deja que uno piense, que la bestia es rico. Él le ha propuesto matrimonio cada vez que la ha visto, o escrito, en los últimos diez años.
Ella le adora, y cree que es mucho más que cualquiera de sus condes rusos y demás aduladores que llenan su estudio de pintura; pero le tiene miedo. Alguna echadora de cartas le ha debido de decir que su quinto matrimonio – si es que tal cosa ocurre alguna vez – significaría su muerte, y ella está asustada.
Cuando la bestia se decidió a posponérselo, ella se mostró condescendiente. Yo sugiero que él cambie de táctica, que le diga que ha perdido todo. Pero que no diga que para siempre, pues es demasiado tacaña con el dinero.
Es un blanco perfecto, pero nunca caerá, a no ser que la empujen.
Debes escribirle y decirle que la bestia ha perdido todo lo que tenia, si no para siempre, al menos por una buena temporada; que sus obras tiene que ser publicadas por cuenta de sus amigos, ya que los editores se espantan de él en estos tiempos; que sería una buena inversión, etc. Tú sabes cómo hacerlo. Estoy segura de que la única manera que hay para que ese astuto vejestorio se acerque de una vez, es haciendo, o diciendo, algo sensacional. Además, los únicos hombres con los que se casó, o con los que vivió, no tenían un penique. Recuerda que ella siempre ha imaginado a la bestia con mucho dinero…; el enterarse de lo contrario puede darle el impulso que estamos buscando.
P.s. Aimeé se encuentra más cerca de los 70 que de los 60. Le gustan los combates de boxeo, tomar el té en Jack´s y adelgazar. Se supone que es millonaria (en dólares americanos)”.
El uso de drogas se incrementaba Crowley en la visión de Symonds “se había convertido en un patico y en un desocupado. Todo le aburría. Era incapaz de contar dinero, examinar las facturas, gozar de un plato o de una bebida; le era indiferente lavarse y afeitarse; su memoria se emboto; su vida creativa se detuvo” (op cit, 388).

Incluso se volvía tan apático que Leah habría dicho en ocasiones que Crowley se encontraba “agradablemente ebrio” (de heroína). Crowley recalcaba, “ahora no solo estoy agradablemente ebrio, sino muy ebrio, y no muy lejos de estar bestialmente ebrio. La vista me da vueltas, los oídos me zumban; me siento “de trapo”, e irradio beatitud de las mas beatifica santidad, mi segundo nombre es Benedict, pero me llaman Félix porque resulta más corto”. Los fantasmas de sus viejas amistades aparecían, Kelly, Back, Allan Bennett, Eckenstein…

Deseaba curarse presa de este terrible mal, había esperado que el éxito se produciría pronto. Pensaba que podría acabar con el habito después de una semana y sin embargo, al cabo de un mes, se encontraba tomando dosis extras de heroína. Viajó a Túnez, mientras que Leah a París.

Echaba de menos a Alostrael: la necesitaba. Hizo testamento, anulando los anteriores, dejándole a ella todos sus bienes y nombrándole su única ejecutora testamentaria. Y poco después dejó Au Cadran Bleu y se fue a Paris para encontrarse con ella. No fue un encuentro satisfactorio. Por primera vez desde que en 1918, se encontraran frente a frente en Nuev
a York, a sus pies se abría un abismo. Su curación había sido un fracaso, y su amor hacia Leah Hirsig, una maldición. “todo aquel periodo, desde mi regreso a Paris, puede ser resumido en la siguiente frase: “de mal en peor”. Leah supone para mí un violento veneno espiritual. Nos amamos profunda y sinceramente; simpatizamos; hacemos todo lo que podemos para ayudarnos mutuamente, pero cada uno es para el otro como un cáncer”.

Ni Crowley ni Leah tenían prisa por regresar a la Abadía. Al parecer, Leah también padecía los efectos del envenenamiento causado por las drogas, y además presentaba síntomas – eso era lo que más le atemorizaba- de una tuberculosis pulmonar. Estaba delgada, por la noche sudaba y expectoraba sangre ¿Debía ir a Suiza para curarse? ¿o mejor a Londres? Crowley no quería ir a Suiza. Parece que el Yi King, le aconsejó Londres, por lo que dijo adiós a su amante parisino (que no era Leah) y volvió la mirada a su tierra natal. Maquillado y vestido con el traje típico de los Highlands partió para Londres del brazo de su Mujer Escarlata, y a los sumo, con diez libras esterlinas en el bolsillo.


(La fotografía pertenece a la edición de la revista Picture Post 19 de noviembre de 1955, en el articulo The man who chose evil, pag 27 se muestra el antes y después de Leah tras cinco años con Crowley)
Toda esta desesperación dio forma a que alrededor de 1920 en un contrato contactado por J.D. Beresford, persuadiendo a William Collins, encargarle The diary of a drug fiend (Diario de un drogadicto), el cual, por todas las circunstancias relatadas anteriormente fue dedicado a Leah y Poupeé, Ann Leah.


Una vez que hubo recuperado el coraje, sus energías regresaron en estampida. Siempre había publicado sus libros por cuenta propia: era un autor amateur y no profesional ¡y ahora, una editorial le había pagado! Según el diario de Alostrael, El diario mágico de Babalon, no hay duda que consideraba The drug fiend como uno de los sucesos más importantes en la vida de la Bestia, la recompensa de los dioses.

Como paréntesis, a pesar de esta aparente alegría en medio de la tempestad, John Symonds realiza una anotación que me parece interesante, dirigida especialmente a interpretar lo que pasaba por el corazón de Alostrael.

“Tres meses antes estaba casi totalmente sordo, a causa de un envenenamiento de heroína: “pienso que al final habría tenido la elegancia de haberme matado; es difícil que una antena doblada se enderece” escribe en una de sus últimas anotaciones de The Fountain of Hyacinth… la autentica Abadía de Thelema, frecuentada por horrores informes, de la que él había huido, era muy diferente a la idílica Abadía de Telepilo (Rabelais). Me pregunto si este contraste entre ambas situaciones fue vislumbrado por Leah Hirsig, La Virgen Custodia de la Abadía, mientras escribía al dictado el final feliz de la Abadía del rey Lamo, ambientada en un escenario que ella conocía tan bien. Se diría que no, pues la Abadía de Haz Lo Que Quieras de Cefalú, aunque primitiva – no había gas, ni luz eléctrica y había que sacar el agua del pozo del patio – y desprovista de toda intimidad personal, era el primer hogar que podía llamar suyo. Lo prefería ínfimamente al severo apartamento de Nueva York, con sus cristales tallados y su madre como ama de llaves. Y en el interior de su mente no había comparación posible entre su oscura existencia anterior como maestra del Bronx y su elevada posición actual como la Mujer Escarlata de Aleister Crowley, que era Profeta del Sol y del Dios de la Guerra y de la Venganza, Ra-Hoor-Khuit. No, Leah estaba completamente identificada con las demoniacas esperanzas de su Maestro”.



Collague "Una vida mágica", edición personal, 25x32 cms, de la colección La Amada Maestra. febrero 2008.
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Notas
Detalles interesantes se pueden observar en una nota preparada por la televisión italiana al tratar el paso de Crowley por Italia.
Revisar este interesante fragmento que muestra parte de los originales murales de la Abadía incluyendo uno dedicado a Leah.