Leah y Crowley se alojaron en un pequeño hotel de Marsa, uno de los suburbios de Túnez, llamado Au Souffle du Zéphir: “no pudimos encontrar otro más barato”. Normand Mudd el profesor de matemática aplicada, un tanto obseso con la Bestia cuidaba mientras junto con Ninnette Shumway la abadía al otro lado de las aguas.
En realidad Normand Mudd, frater O.P.V. (Omnia Pro Veritate, Todo Por la Verdad) había acudido al rescate de las personas y de la abadía misma que se encontraba en el más completo desamparo. Leah escribirá una carta a Ninnette, Mudd y los niños, contándoles como la estaban pasando en Túnez tras el destierro de tierras italianas.
Extraco de la película Abbey of Thelema representando el amor entre la Bestia y el Babuino.
Extraco de la película Abbey of Thelema representando el amor entre la Bestia y el Babuino.
“Querida Shumy, y también los demás.
666 duerme como un niño. Estamos pasando horas de ansiedad. Ayer por la tarde, dormí de 3 a 6, después de haberme levantado a las 12:30, pues no me fui a la cama hasta las 3 de la madrugada. De noche se está maravillosamente bien, y aunque aquí siempre hay un bullicio continuo, que podría acabar volviéndole a uno loco, lo único que consigue es apaciguarme. No nos encontramos en la parte nueva de Túnez, sino al otro lado de la Porte de France, donde comienza el barrio árabe. Jamás había disfrutado de tanta paz y tranquilidad como ahora. Ni siquiera el silencio que guardan las personas queridas que dejamos en Cefalú consigue alterar esta paz. La otra noche nos fuimos a un cine, sentándonos en el gallinero, por cincuenta céntimos, rodeados de “gosse”, como llaman aquí a los niños. Me hubiera gustado que los nuestros se hubieran encontrado entre ellos.
Planeamos irnos al desierto… pues allí es donde habrá de realizarse nuestro trabajo”.
Planeamos irnos al desierto… pues allí es donde habrá de realizarse nuestro trabajo”.
El 19 de mayo a las 7:26 am Ninette dio a luz otro niño. La Bestia la felicitó y eligió los siguientes nombres para la niña: Isabella Isis Selene Hécate Artemis Diana Hera Jane. También confeccionó el horóscopo de la pequeña “…Marte, con ascendente sobre la Luna, es bastante hostil, pero no hay aspectos malignos ligados al Sol o a la Luna, por lo que no es cuestión de preocuparse tan cosa. No hay ningún complejo importante que indique que la niña vaya a distinguirse en nada. Parece que crecerá hasta convertirse en una putilla completamente normal”. El padre era Carlo, el propietario de la Abadía, también conocido como el “El Barón”, el barón La Calce. “Asegúrate cuando me informes del color de los ojos del joven barón”, le dijo a Leah por carta, desde Túnez a Ninnette refiriéndose a su segundo bastardo. “Si no son negros, es casi seguro que el próximo los tendrá de ese color, ya que no he visto a ninguno de los niños de por aquí que los tenga azules. Dile, por favor, a la señorita Lullette (la hija de Crowley y Ninette) que el León Grande (Crowley) y Lala (Leah) hablan de ella más que de nadie”. Carlo no mostró interés alguno en Isis Selene Hecate Artemis Diana Hera Jane, ni contribuyó a su mantenimiento, y se sintió muy molesto con los thelemitas en general, y con Ninette en particular, a causa de su impago de la renta. Pero no conocemos por él mismo lo que pensaba al respecto. “Carlo es un mierda. Me gustaría que O.P.V. se lo dijera, empleando esta misma palabra” escribió Leah.
En aquel momento Crowley tuvo una visión y un cansancio, reflexionó con Mudd por correspondencia acerca del alcance de su trabajo magicko “estoy de acuerdo con que mi carrera, en los últimos diecinueve años, ha sido un brillante fracaso” (439)
Al final de la reflexión se le presentaron dos soluciones. Uno, Él, el Logos del Eón, debía eclipsarse por un tiempo, mantenerse en un segundo plano, mientras que Alostrael le sucedía, después de perfeccionar sus cualidades mágicas, para asumir, llegado el momento el papel de Semiramis (legendaria reina Asiria, y constructora de Babilonia, célebre por su belleza y excesos sexuales) un poder despótico pero derivado del suyo y a él subordinado. “es obvio que el mundo se halla maduro para que aparezca una mujer capaz de gobernar de este modo”, fue su comentario.
La otra solución era más directa: en el libro de la Ley podía leerse esta sentencia “y del oeste vendrá un hombre rico que verterá su oro sobre ti”, solo debía esperar su llegada.
Decidió irse a un Retiro Mágico para garantizar el mayor desapego posible respecto a los asuntos externos, preparó un documento con la ayuda de Mudd, expedido a nombre de este, en el que se anunciaba que Norman Mudd era el único que podía encargarse de los asuntos de Mr. E.A. Crowley, la Bestia 666.
Decidió irse a un Retiro Mágico para garantizar el mayor desapego posible respecto a los asuntos externos, preparó un documento con la ayuda de Mudd, expedido a nombre de este, en el que se anunciaba que Norman Mudd era el único que podía encargarse de los asuntos de Mr. E.A. Crowley, la Bestia 666.
Y tras esto, dejó a la Mujer Escarlata en aquel hotel barato, Au Souffle du Zephir, y fue a alojarse el Tunisia Palace, el mejor hotel de la ciudad, llevando consigo a Mohhammed ben Brahim, un muchacho negro que había adiestrado para que fuera su ayuda de cámara y su asistente mágico. No obstante el retiro del mago duró solo dos semanas, pues echaba enormemente y terriblemente de menos a su amante de las estrellas, y ya en un tiempo estaba con ella para continuar amándola y trabajar en pro del establecimiento de la Ley de Thelema en el mundo.
Crowley seguía consumiendo altas cantidades de heroína y mientras reponía su cansancio dictaba a Alostrael los libros que ella ponía en manuscrito o tipografía.
Crowley seguía consumiendo altas cantidades de heroína y mientras reponía su cansancio dictaba a Alostrael los libros que ella ponía en manuscrito o tipografía.
Según nos cuenta Symmonds en esta época el hermano Omnia Pro Veritate no tardó mucho en establecerse de modo permanente en Marsa, junto con la Bestia y el Babuino de Thot (dejando nuevamente en el abandono a Ninnette y los niños). La Abadía del Haz lo que quieras era intolerablemente aburrida sin el abad. Mientras la Bestia se encontraba en su retiro mágico, O.P.V. y el Babuino de dedicaron a sus propios asuntos. Ambos compartían el mismo hotel, aunque no la misma habitación. Y por primera vez, pudieron conocerse mutuamente. Leah había envejecido rápidamente y su rostro tenia, de manera permanente, una expresión demacrada. A Mudd le había aparecido una entrada en la frente y estaba engordando.
Hacia finales de septiembre, el hermano O.P.V. pronunció un juramento solemne de obediencia a los señores de la iniciación (Ra-Hoor-Khuit y Hoor-Paar-Kraat, las formas activa y pasiva de Horus) en presencia de la Bestia, el Babuino, y Eddie Saayman, que había adoptado el titulo de Adonai Iao, el Señor Iao. Además había ocurrido una cosa extraña: O.P.V. se había enamorado de la Mujer Escarlata de la Bestia. Platón decía que el amor es afín a la locura; Crowley pensaba lo mismo, con el agravante de que un lugarteniente loco no le resultaba conveniente.
La oración de O.P.V. y el mandato de Therion se realizaron. Después de firmar su juramento Mudd partió para la aldea cercana de Hammam Lif, con el manuscrito de la autobiografía de Crowley bajo el brazo. Debía ser un retiro mágico de ocho días durante el que iba a meditar, intensa y profundamente, en todo aquello.
“Alostrael me dijo adiós. Yo le dije: “bueno, hasta luego”. “Cuídate, y también cuida a la Bestia”.
Ella dijo: “amor es la ley”, y yo le contesté: “amor bajo el dominio de la voluntad”. Entonces, ella me besó y abrazó, diciendo tres veces: “te quiero”. Yo estaba estúpidamente alelado, como de costumbre, y muy triste. Quise decirle: “eres una compañera endiabladamente buena, y esto es lo que importa”, pero después de una largo silencio, solo pude decirle: “amor bajo el dominio de la voluntad”, ella dijo: “¿regresarás con nosotros, y trabajaremos nuevamente juntos?” quería decirle, “si”, y al mismo tiempo “no lo sé”, todo lo que dije fue: “bueno, trabajaremos de todos modos”.
Un extracto de los diarios mágicos de Leah Hirsig, donde relata su visión acerca de OPV.
Los ocho días de meditación de Mudd y su estudio de las confesiones de su tres veces bendito y tres veces iluminado maestro (durante el cual vertió abundantes lágrimas) solo le condujeron a una inesperada y fastidiosa conclusión respecto a la mujer que amaba. Parte del juramento de la Mujer Escarlata decía que ella debía ser vulgar y adultera. Ella podía ser vulgar, razonaba Mudd, pero no estando casada, difícilmente podía ser adultera. Para eliminar esta imperfección alguien debía casarse con ella. ¿Pero quién? La bestia no, desde luego, ya que ella no podría ser adultera con su propio marido. Modestamente, Mudd sugirió que él sería el marido de Alostrael. Esta dificultad técnica puso a Crowley en un aprieto. “no queremos una vulgar adultera”, replicó. Sin embargo, tuvo que admitir que había parte de verdad en lo que O.P.V. decía ¿Qué había que hacer? Era necesario consultar a los dioses. Se llevó a cabo una ceremonia, en la que consumió heroína.
Los dioses no estaban a favor del matrimonio entre Mudd y Leah. Su respuesta llegó al oído de los suplicantes con una sorda exclamación: “¡restricción!”. Este fue el comentario de Crowley: “el adulterio no implica matrimonio, de la misma manera que la fornicación no implica que se pague por ella”
Aleister Crowley en Italia. Reportaje de Sergio Palumbo.
“por la presente reconozco que la mayoría de los hombres, si no todos, cuando se hallan en la condición conocida por la expresión de “estar enamorados” se encuentran incapacitados temporalmente para usar su propio juicio moral.
La Bestia y Alostrael me han dicho que yo, al haber admitido libremente hallarme “enamorado” de Alostrael, me he encontrado, y aun lo sigo estando, incapacitado para razonar correctamente y dedicar mis energías a la gran obra”.
La Bestia y Alostrael me han dicho que yo, al haber admitido libremente hallarme “enamorado” de Alostrael, me he encontrado, y aun lo sigo estando, incapacitado para razonar correctamente y dedicar mis energías a la gran obra”.
La oración de O.P.V. y el mandato de Therion se realizaron. Después de firmar su juramento Mudd partió para la aldea cercana de Hammam Lif, con el manuscrito de la autobiografía de Crowley bajo el brazo. Debía ser un retiro mágico de ocho días durante el que iba a meditar, intensa y profundamente, en todo aquello.
“Alostrael me dijo adiós. Yo le dije: “bueno, hasta luego”. “Cuídate, y también cuida a la Bestia”.
Ella dijo: “amor es la ley”, y yo le contesté: “amor bajo el dominio de la voluntad”. Entonces, ella me besó y abrazó, diciendo tres veces: “te quiero”. Yo estaba estúpidamente alelado, como de costumbre, y muy triste. Quise decirle: “eres una compañera endiabladamente buena, y esto es lo que importa”, pero después de una largo silencio, solo pude decirle: “amor bajo el dominio de la voluntad”, ella dijo: “¿regresarás con nosotros, y trabajaremos nuevamente juntos?” quería decirle, “si”, y al mismo tiempo “no lo sé”, todo lo que dije fue: “bueno, trabajaremos de todos modos”.
Un extracto de los diarios mágicos de Leah Hirsig, donde relata su visión acerca de OPV.
Los ocho días de meditación de Mudd y su estudio de las confesiones de su tres veces bendito y tres veces iluminado maestro (durante el cual vertió abundantes lágrimas) solo le condujeron a una inesperada y fastidiosa conclusión respecto a la mujer que amaba. Parte del juramento de la Mujer Escarlata decía que ella debía ser vulgar y adultera. Ella podía ser vulgar, razonaba Mudd, pero no estando casada, difícilmente podía ser adultera. Para eliminar esta imperfección alguien debía casarse con ella. ¿Pero quién? La bestia no, desde luego, ya que ella no podría ser adultera con su propio marido. Modestamente, Mudd sugirió que él sería el marido de Alostrael. Esta dificultad técnica puso a Crowley en un aprieto. “no queremos una vulgar adultera”, replicó. Sin embargo, tuvo que admitir que había parte de verdad en lo que O.P.V. decía ¿Qué había que hacer? Era necesario consultar a los dioses. Se llevó a cabo una ceremonia, en la que consumió heroína.
Los dioses no estaban a favor del matrimonio entre Mudd y Leah. Su respuesta llegó al oído de los suplicantes con una sorda exclamación: “¡restricción!”. Este fue el comentario de Crowley: “el adulterio no implica matrimonio, de la misma manera que la fornicación no implica que se pague por ella”
Aleister Crowley en Italia. Reportaje de Sergio Palumbo.
La voz de Aleister Crowley, recitando The poem.